Sumario: | En este libro hemos confiado a la memoria de las fuentes la evocación de monumentos emblemáticos de la arquitectura bizantina desaparecidos o irremediablemente mutados con el tiempo. No obstante, la reutilización o el cambio de funciones de edificios pertenecientes a distintas fases históricas permiten delinear las tendencias arquitectónicas expresadas en más de mil años de historia y en un vastísimo territorio que comprende regiones externas que experimentaron la influencia de la cultura bizantina. Un imperio que se califica como un coloreado mosaico de gentes y de culturas, habla, en consecuencia, diversas lenguas arquitectónicas. Sin embargo, es posible encontrar algunas constantes. Puede ser a través de formas arquitectónicas como la cúpula, que -una vez introducida a partir de la época de Justiniano- ya no dejó de ser empleada. O también a través de mensajes que los mecenas adjudicaron a las construcciones patrocinadas por ellos. La iglesia de San Polieucto (edificada por la princesa Juliana Anicia, siglo VI) y la Bogorodica Ljeviška de Prizren (construida por el rey serbio Stefano Uroš Milutin, siglo XIV) denotan el uso del mecenazgo arquitectónico para promover y enaltecer el propio linaje, bajo una elevada finalidad religiosa.
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