Sumario: | Entre los siglos XII y XV, Europa occidental vivió un extraordinario momento de desarrollo económico y urbano y de estabilización política, caracterizado por la creación de los grandes estados nacionales, la expansión hacia el sur de los reinos cristianos en la península Ibérica, el nacimiento de las repúblicas italianas y de las ciudades mercantiles flamencas. Apareció, además, un lenguaje universal para toda la cristiandad occidental, que se manifestó en un nuevo estilo: el gótico. La mayor parte de los monumentos de este período tuvieron un destino sacro, por eso su arquitectura ha sido interpretada en función de sus significados religiosos. El edificio religioso era símbolo de la sustancia inmaterial de Dios. Y la iglesia gótica le dio fundamento formal en la altura de las catedrales y en las fantástica eliminación de muros que permitió una iluminación abundante. La construcción de catedrales incrementó el prestigio y explicitó el poder de la corona francesa, y acompañó la política expansionista de ese reino. Teniendo como centro la ciudad de París, se expandió luego al norte y el al sur. Así, el "modo de construir francés" fue tomado también por los otros países europeos, y se convirtió en el modelo de este estilo.
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