La visión del nuevo mundo en la literatura clásica

Virgilio, en las <i>Geórgicas</i> (1, 30), había llamado, antonomásticamente, <i>ultima Thule</i> a esa isla silenciosa y helada que Piteas de Marsella (siglo IV, a. C.) descubrió y reconoció, y a la que algunos geógrafos modernos han identificado con la de Islandia, otros co...

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autor principal: Licitra, Ángel
Formato: Articulo
Lenguaje:Español
Publicado: 1921
Materias:
Acceso en línea:http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/14458
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.1465/pr.1465.pdf
Aporte de:
Descripción
Sumario:Virgilio, en las <i>Geórgicas</i> (1, 30), había llamado, antonomásticamente, <i>ultima Thule</i> a esa isla silenciosa y helada que Piteas de Marsella (siglo IV, a. C.) descubrió y reconoció, y a la que algunos geógrafos modernos han identificado con la de Islandia, otros con Noruega y otros, tal vez con mayor razón, con una de las islas Shetland, Mailand la mayor de ellas. Entre los romanos, como es sabido, fué Julio Agrícola, el integérrimo y glorioso suegro del historiógrafo Tácito, el que primero la divisó desde su nave en un viaje de circunnavegación de la flota romana alrededor de la Britannia y durante su triunfal expedición militar que ahí cumpliera por orden del emperador Domiciano entre los años 78 y 85 de Cristo. La vió, según el testimonio de Tácito, cubierta de nieve y de bruma invernal: «<i>...dispecta est et Thule, quam hactenus nix et hiems abdebat.</i>» (<i>De vita et rnoribus Julii Agricolae</i>, liber X.) Hoy, en virtud del grandioso monumento a Colón, en Buenos Aires, el genio artístico de Arnaldo Zocehi ha logrado divulgar, estimulando la sana curiosidad del saber aun entre la gente no estudiosa de profesión, los versos de Séneca, alusivos a las nuevas tierras desconocidas y a la misteriosa Thule de los antiguos.