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|a "La quemazón, el fuego: tal es el verdadero protagonista de esta novela. Encendida la chispa material que lo engendra por un solo hombre, por un ser enloquecido, los habitantes de la zona que devasta son, no obstante, responsables de él, son sus autores, más o menos indirectos, y el fuego se levanta y avanza rápido y ávidamente como el símbolo de una enorme culpa que destruye el corazón mismo en que ha nacido.Iluminadas por los resplandores de esa catástrofe, vistas desde la perspectiva de la siniestra culminación de las públicas y las secretas miserias de cada una, desfilan por las páginas de este libro las criaturas de un pequeño pueblo del sur de la Argentina. Deformadas a veces sus expresiones por el irreal y cambiante juego de luces y sombras, acentuadas en sus perfiles hasta llegar a lo grotesco, muestran así, es esas posiciones extremas, la verdad última, el motivo de sus existencias: la sensualidad, la destrucción, el poder, el oculto amor, la terquedad sin objetivo, la codicias pequeña e infinita. Víctimas todos de un estremecedor regreso a la naturaleza, la trayectoria de esos seres se halla acaso más emparentada con la de los animales y las tormentas que con la de los hombres, y tiene por ello una originalidad imprevisible pero a la vez fascinante sesgo de certidumbre, de fatalidad".
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